
Mister Lonely
Harmony Korine, 2007
“Un día pensé: ¿Por qué no hacer películas compuestas únicamente por escenas geniales? Casi siempre desperdicias 45 minutos en llegar a un punto realmente interesante, y después pierdes otros 30 minutos en abandonar ese punto. Todo se centra en llegar a ese momento. ¿Por qué no hacer películas solo con momentos así?” Harmony Korine (entrevista)
Harmony Korine hace películas así: llenas de grandes momentos. A veces el argumento parece solo una excusa sobre la que montar secuencias que no aportan prácticamente nada a la trama, pero que casi siempre resultan preciosas, divertidas, o ambas cosas a la vez.
Para mí, que detesto el “cine indie americano” (cansino, repelente, con pretensiones de transgredir pero tan obvio que a la postre resulta casi más inofensivo que el mainstream), fue toda una sorpresa encontrarme a finales de los noventa con “Gummo” y “Julien Donkey Boy”, las dos primeras obras de Korine: dos maravillosos desaguisados en los que lo grotesco y lo hermoso convivían con total naturalidad. Sí, en ocasiones Korine puede acercarse a sus compañeros de generación y regocijarse en el feísmo más desagradable (á la Todd Solondz), pero inmediatamente corrige su trayectoria para mostrar auténticos festivales de pura poesía visual y sonora: por ejemplo, los últimos veinte minutos de “Julien Donkey Boy” los recuerdo como todo un deleite para los sentidos. En mi opinión, Korine es uno de los mejores cineastas contemporáneos (junto con Quentin Tarantino y Tsai-Ming Liang), y creo que si sigue así terminarán comparándolo con Fellini y no con Solondz.
Tras un largo parón de casi una década, Korine volvió a colocarse tras la cámara y el resultado es “Mister Lonely”, una película con una factura técnica muy superior a sus anteriores obras y una estructura algo más coherente, pero sin perder un ápice de ese “algo” que lo hace tan especial y diferente a los demás.
El argumento, la “excusa” que sirve de punto de partida, es un auténtico bombón: un imitador de Michael Jackson que se gana la vida bailando en las calles de París conoce a una imitadora de Marilyn Monroe, y lo invita a vivir en una comuna de imitadores: allí conocerá a los dobles de Charlie Chaplin, Shirley Temple, Abraham Lincoln, el Papa o la Reina de Inglaterra (¡interpretada por Anita Pallenberg!).
Y a partir de aquí, numerosas secuencias breves, sketches, apuntes de los personajes discutiendo, hablando, cantando, paseando. Son escenas que parecen no conducir a nada, pero que poco a poco van formando un collage agridulce, cercano a lo hipnótico. Los retratos están más cerca de la ternura que de lo grotesco: destaca especialmente el creado por Samantha Morton, una Marilyn casi más sexy y vulnerable que la original. Además, hay una historia paralela absolutamente preciosa de la que prefiero no desvelar nada (aunque el youtube os puede dar una pista), salvo que la protagoniza el gran Werner Herzog. También tiene un papelito Leos Carax; y es que Korine, además de ser genial, tiene muy buen gusto.
enlaces de descarga directa (versión original en inglés)
subtítulos en español
Elink (versión original en inglés con subtítulos en español)
imdb filmaffinity