domingo, febrero 20, 2011

El hombre que miente


L'homme qui ment
Alain Robbe-Grillet, 1968
95 minutos


Seguimos con los aniversarios, aunque esta vez por pura casualidad. Hace unos días se cumplían dos años de la muerte de Alain Robbe-Grillet. Por desgracia, conseguir en DVD gran parte de su obra sigue siendo tan complicado como entonces. Y no me refiero únicamente a España o a Estados Unidos: en Amazon France, una búsqueda con su nombre apenas devuelve una edición americana de “La bella cautiva”. Lástima que los franceses, tan dados a mimar lo suyo, tengan tan olvidado al Robbe-Grillet cineasta.

La película comienza con el protagonista, un elegantemente trajeado Jean-Louis Trintignant, corriendo por un bosque para escapar de los disparos de unos soldados. Se presenta como “Boris, aunque normalmente me llaman Jean, y otras El ucraniano”. Y quizás no era un bosque, sino un campo cercano a un pueblo. ¿O era una ciudad? Ya desde el primer momento sospechamos que todo lo que se nos cuenta puede ser falso. Llegados a un punto, el narrador se detendrá y volverá a empezar su relato pero cambiando algún dato fundamental: una persona, un lugar, una fecha; y así una y otra vez hasta que no le creamos una sola palabra. ¿Es tan importante la verdad o está sobrevalorada en el marco de la ficción? Este dilema me recuerda al culebrón literario de la semana, sobre los peligros de combinar periodismo y ficción, realidad y fantasía.

Vi por primera vez esta película en el ciclo que la Filmoteca de Madrid dedicó a Robbe-Grillet con motivo de su muerte, y entonces me gustó mucho. Ayer, al repasarla para escribir estas líneas, no me causó tan buena impresión: la encontré un poco más afectada de la cuenta. Me sobraron esas escenas de erotismo light con un punto de sadismo (¿o machismo?), tan características del director pero un poco gratuitas. Aunque el balance final es bueno: es un Robbe-Grillet al cien por cien, enrevesado e inteligente, misterioso y muy original.

Los enlaces de descarga incluyen subtítulos en inglés, que son los que recomiendo. También he añadido unos en español, voluntariosos aunque con muchos errores de aficionado (he corregido algunos). Insisto en que aprecio mucho el esfuerzo de los que subtitulan películas por amor al arte, pero un poquito de rigor y de cuidado en el acabado final tampoco está de más. Ojalá se valorase más la calidad de los subtítulos, aunque creo que pasa todo lo contrario: cada vez es más habitual que estén fatal traducidos y cada vez nos importa menos.



enlaces de descarga aquí (versión original en francés, incluye subtítulos en inglés)

subtítulos en castellano

imdb filmaffinity

domingo, febrero 13, 2011

5 años de sedmikrasky



¡Sedmikrasky cumple hoy cinco años!

Os invitamos a revisitar algunas de nuestras películas favoritas:

Nosotros no envejeceremos juntos

Y correré hasta el fin del mundo

Mister Lonely

Multiple Maniacs

A las nueve cada noche

3 mujeres

Pastoral

Todas en descarga directa, con subtítulos en español y en la mejor calidad posible.

¡Gracias por leernos!

viernes, febrero 04, 2011

Destruir, dijo Duras


"Habría que intentar hablar del espectador, del primer espectador. El que llaman infantil, el que acude al cine para divertirse a pasarlo bien. Y no va más allá. Éste es el espectador que hace el cine antiguo. Es el más educado de todos los espectadores. Fue a él, por cierto, a quien en su juventud le enseñaron que la función del cine era distraer, que se iba a ver una película para olvidarse de otras cosas. Cuando este espectador entra en una sala, es para huir del exterior, de la calle, de la muchedumbre, escapar de sí mismo, sumergirse en otro mundo, el del filme, perder el yo que se dedica al trabajo, los estudios, la pareja, las relaciones, el de la repetición cotidiana. No pasó de ahí desde la infancia, y ahí permanece, en la infancia cinematográfica. Quizá sea en ese lugar, en la sala de proyección, donde este espectador encuentra su verdadera soledad, la cual consiste en apartarse de sí mismo. Cuando se entrega al cine, la película cuida de él, dispone de él, hace de él lo que quiere. En ese momento, el espectador vuelve a encontrarse descargado de responsabilidad, como un niño durante el sueño y el juego. Este espectador es a la vez el más numeroso, el más joven y el más irreductible, en todos los países del mundo. Tiene la inmutabilidad de la niñez. Eso, en todas partes. Quiere conservar su viejo juguete, su viejo cine, su fortaleza vacía. Lo conserva."


El texto forma parte de “Los ojos verdes”, una recopilación de artículos de Marguerite Duras para Cahiers du Cinema. Aquí podéis encontrar un extracto maravilloso. No me puedo resistir y copio aquí un par de citas más del mismo texto, que me hacen reír:

"No sé si he hallado el cine. Hice cine. Para los profesionales, el cine que hago no existe. Losey, en su libro, alaba mis textos y condena a muerte mis películas, dice que odia "Destruir dice ella". Para mí, él no hizo una película que le llegara a la suela del zapato a "Destruir dice ella"."

"El mundo de ese cine está poblado de gente acorralada, es el dominio del miedo a la carencia de algo para filmar, a la carencia de los millones, de los miles de millones. Para ese cine, somos malhechores que robamos "su" dinero. Alguien, no sé quién, un hombre enfadado ha dicho últimamente, por televisión: "Dar dinero a Duras para filmar "Le Camion" significa hastiar a los espectadores del cine durante seis meses". ¡Qué elogio! De verdad. Me hizo ilusión."


Llegué a este texto buscando información sobre “Destruir, dice ella”, la primera película que dirigió Marguerite Duras. La vi hace un par de días y me gustó mucho; aunque, como siempre me pasa con Duras, no estoy seguro de haber entendido todo. En todo caso, siempre es más estimulante no entender todo pero sacar algo valioso de la experiencia, a entender demasiado bien una estupidez que solo sirve para perder el tiempo.

Ojalá pudiésemos volver a esa época pre-redes sociales en la que los cineastas estaban más cerca de la cultura que del monólogo casposo.

De propina: también encontré una charla entre Duras y Elia Kazan, en la que ella le revela su admiración por “Wanda”, la única película que dirigió Barbara Loden, esposa de Kazan. Curiosamente, el otro día estuve a punto de escribir sobre “Wanda” pero al final no me animé, quizás en otra ocasión.
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