No hay nada que me dé más pereza que las películas de espías a lo James Bond (bueno, sí: las de superhéroes). Las adaptaciones de cómics tampoco me suelen dar muchas alegrías. Pero “Modesty Blaise” cuenta con varios puntos a su favor:
- La heroína: Monica Vitti, demostrando ser una todoterreno. Ya había demostrado su valía como actriz dramática junto a Antonioni. Aquí prueba que también puede hacer de Mata-Hari intrépida y sexy. Además, no está doblada: habla un inglés con un ligero toque extranjero que le da mucho encanto.
- El brazo derecho de la heroína: Terence Stamp, en el cénit de su esplendor físico (¡qué guapo!) y artístico: acababa de rodar “El coleccionista” (William Wyler) y un par de años después protagonizaría “Teorema” de Pier Paolo Pasolini.
- El archimalvado: Dirk Bogarde, galán de la pantalla y actor fetiche de este blog. Caracterizado con una peluca blanca imposible, clava el papel de sofisticado villano que siempre bebe de copas y tazas gigantes.
Si a todo ello sumamos un director de prestigio (Joseph Losey), una estética sixties camp y un guión que no trata de idiota al espectador, tenemos una película de lo más apañada. Quizás un poco fallida para lo que prometían sus ingredientes, pero bastante simpática y agradable de ver.
Algunos incluso han querido ver en esta película referencias a “Pierrot el loco”. Desde luego, “Modesty Blaise” es mucho más ligerita e intrascendente, pero escenas como ésta sí que tienen un aire de lo más godardiano:
El hombre de mimbre The Wicker Man Robin Hardy, 1973
Una película inglesa de terror/suspense con una aureola de culto en su país, pero bastante desconocida en España; el no haber encontrado su título traducido al castellano me da a entender que quizás ni siquiera se llegó a estrenar por estos lares. (Rectifico gracias al comentario de hellhammercito: el título español de esta cinta es, sí, "El hombre de mimbre"). El año pasado se rodó un remake (odioso concepto que debería estar perseguido por la ley) protagonizado por Nicholas Cage, que no sé si habrá llegado ya a las pantallas españolas. Ni me interesa, sinceramente.
“El hombre de mimbre” cuenta la historia de un jefe de policía británico (bastante santurrón y moralista) que recibe el encargo de investigar la desaparición de una niña en una misteriosa isla, cuyos habitantes practican una extraña religión pagana en la que se da especial preponderancia a los placeres de la carne; algo que al poli le escandaliza sobremanera. Para colmo de males, nadie parece saber nada de la niña desaparecida. El protagonista tendrá que participar en un extraño ritual (el festival de la cosecha) para llegar a la verdad… y vaya que si llega.
Puro entretenimiento, pero muy bien hecho, con un final de órdago y el añadido de una banda sonora sencillamente preciosa. Con esta reseña tan sosa podría parecer que "El hombre de mimbre" es una película de suspense normal y corriente... Para estos casos, youtube viene siempre de perlas.
Una entrada telegráfica para recordaros que la editorial DeAPlaneta está publicando una colección de DVDs de Fassbinder con una presentación exquisita y con algunas de sus mejores películas, hasta la fecha inéditas en España. Entre otras, "Atención a esa prostituta tan querida", "Katzelmacher", "La ruleta china" o "Los dioses de la peste". Un must.
Así se leería el título de este blog en Pig Latin, una especie de trabalenguas-juego inglés que consiste (a groso modo) en coger la primera letra de cada palabra, ponerla al final y añadirle "-ey". No es tan sencillo, las reglas completas están aquí. Sí, es una soberana tontería. Pero tiene gracia.
El Pig Latin se ha asomado alguna que otra vez a la pantalla grande. Mi momento favorito está protagonizado por Ginger Rogers en el comienzo de "Vampiresas 1933" ("Gold Diggers of 1933") de Melvyn LeRoy, otra de las películas para las que el genio Busby Berkeley creó ditirámbicas coreografías. En ésta, una jovencísima Ginger Rogers canta el tema "We're in the money" y todo transcurre con normalidad hasta que, hacia el final de la canción, la muchacha decide cantar toda una estrofa en Pig Latin, con lo que el ritmo de la canción se estira y se estira... pero ella, toda una profesional, mantiene el tipo de forma admirable. Y además, en un primerísimo primer plano. Por lo visto, Ginger se entretenía en los ensayos cantando la estrofa de esta guisa, y alguien pensó que sería buena idea incorporarla a la escena final. El resultado:
John Waters también usa el Pig Latin en "Pink Flamingos", haciendo a sus protagonistas cantar la frase "Somos la familia más inmunda del mundo". La escena se eliminó del metraje final, pero apareció de extra en el DVD:
Por cierto, "Vampiresas 1933" está publicada en DVD en España, y viene repleto de extras; entre ellos -si se ha respetado la versión original americana del DVD- alguna que otra aportación de Mr. Waters himself.
Lo importante es amar L'important c'est d'aimer Andrzej Zulawski, 1975
Auténtico paradigma del cine "de arte y ensayo" que tanto gusta en este blog. Llevaba años detrás de esta película, que a pesar de su fama tan solo estaba publicada en DVD en Francia (y sin subtítulos, claro). Al fin se ha asomado por emule con subtítulos en español.
Pero, ¡ay! Otra nueva decepción. Desde luego es tan intensa como la describían por todas partes, pero esa intensidad raya en muchas ocasiones en lo bochornoso. Los personajes de "Lo importante es amar" se mueven en un mundo de una sordidez extrema, pero tanta inmundicia y depravación acaban provocando más risa que congoja. La afectación de los diálogos parece no conocer límites. Un ejemplo: la escena en la que el protagonista (un Fabio Testi pre-Almudena Herrero) se interesa por las últimas horas de un amigo ingresado en el hospital (se puso enfermo por, ja, ja, comer comida de gato).
Testi: ¿Dijo algo antes de morir? Enfermero (con cara de palo): Unas palabras de Rimbaud.
El guión tiene tela, sí. Pero además, los actores parecen empeñados en hacerlo aún más enloquecido y delirante; especialmente en los casos de Jacques Dutronc y de Klaus Kinski, bastante estrangulables los dos. Fabio Testi está mucho más comedido, pero se pasa toda la película con cara como de no enterarse de por qué al resto del reparto le da un ataque de histeria cada cinco minutos.
¿Qué tiene entonces "Lo importante es amar" para despertar tantas pasiones? Una fotografía preciosa, una magistral banda sonora de Georges Delerue, algunos momentos aislados en los que la intensidad realmente vence la batalla a la afectación y, sobre todo, la presencia de Romy Schneider y su mirada abrasadora, que salva a esta película de ser un desastre total.
A pesar de sus defectos (o, probablemente, gracias a ellos) "Lo importante es amar" termina siendo una película bastante única. Yo desde luego prefiero sus excesos a la medianía que reina en el cine actual.
Corazonada One from the heart Francis Ford Coppola, 1982
Uno de los fracasos más sonados de la historia del celuloide. Para descansar de "Apocalypse now", Francis Ford Coppola quería hacer una comedia de enredo sencillita e intrascendente. Pero el proyecto comenzó a crecer de forma desmesurada: Coppola compró unos viejos estudios de cine, los rebautizó como Zoetrope Studios y se lió la manta a la cabeza, construyendo cientos de decorados inmensos y utilizando los medios tecnológicos más avanzados de la época con el fin de crear una película única.
¡Y lo consiguió! "Corazonada" es toda una experiencia visual. Todas y cada una de las escenas están llenas de neones, reflejos y transparencias sorprendentes, iluminaciones extremas, decorados surrealistas... Toda una audacia que tuvo su precio: la película terminó siendo un fracaso de taquilla. Coppola tuvo que vender Zoetrope y trabajar como un cosaco durante la siguiente década para pagar las deudas. Pero al menos nos dejó uno de los musicales más insólitos y deslumbrantes de la historia.
Aunque el apartado técnico de "Corazonada" es impecable, el resto de la cinta no está para nada a la altura: la historia es, efectivamente, una comedieta romántica bastante insulsa interpretada por unos actores de lo más anodino; con la excepción de la guapísima Nasstasja Kinski, que no tiene un papel muy extenso pero que por momentos consigue eclipsar a la verdadera protagonista: la tecnología. Y en una película como "Corazonada", eso es decir mucho.
Todas estas carencias impiden a "Corazonada" llegar a ser una obra maestra absoluta, pero desde luego es una película tan sorprendente que merece ser recordada como mucho más que una excentricidad del director de "El padrino". Es uno de los desastres más bellos de la historia del cine.
Película hablada en francés (aunque es suiza), en blanco y negro, de principios de los setenta. Es decir, idónea para recibir toda clase de parabienes en este blog.
Pues naranjas de la china. El guión es absurdo, los actores, feos y poco interesantes (salvo Bulle Ogier, que está estupenda; pero no como para salvar este bodrio), hasta la fotografía me ha parecido anodina, no digo más.
Un halo de desencanto y de hastío generacional planea sobre toda la película, un poco al estilo de "La mamá y la puta" de Jean Eustache. Pero ahí se acaban los parecidos. Es imposible sentir simpatía por los personajes, unos berzas que andan perdidos por el mundo, siempre tristes o de mal humor; y cuando intentan ser graciosos, más antipáticos caen.
Mi primera toma de contacto con Alain Tanner; posiblemente no haya muchas más. A no ser que me recomendéis alguna.
Misterios del blogismo: últimamente he visto películas que me han encantado, como "Pola X" de Leos Carax, "Maria Antonieta" de Sophia Coppola (¡qué mujer tan talentosa!), "Una historia verdadera" de David Lynch... pero escojo ésta para ponerla verde. En fin. A veces es más sencillo explicar las cosas que te disgustan que las que te gustan.
Pajaritos y pajarracos Uccellacci e uccellini Pier Paolo Pasolini, 1966
Seguimos con las reconciliaciones. Me gustan "Accatone" y "El evangelio según San Mateo", pero otras obras de Pasolini me provocan sentimientos encontrados (admiración-hilaridad-vergüenza ajena en el caso de "Teorema") o directamente aburrimiento supino ("Porcile"). Y en general, pensaba yo que a Pasolini le venía un poco grande su estatus de "gran autor de arte y ensayo", sobre todo al compararlo con coetaneos como Antonioni, Godard, Polanski y demás.
"Pajaritos y pajarracos" ha cambiado completamente mi visión de Pasolini. Probablemente la mejor película de este autor que he visto hasta la fecha, y eso que casi nadie la considera una de las mejores de su trayectoria.
Interpretada por Totó (cómico y cantante italiano) y por Ninetto Davoli (rostro habitual de casi toda la filmografía del director), la película es un largo camino de un padre y un hijo, encontrándose a todo tipo de personajes que supuestamente representan distintos sectores sociales de la Italia de los años sesenta. En su periplo, se encuentran con un cuervo hablador que les cuenta fábulas (preciosa la de los monjes encargados de evangelizar a halcones y gorriones) y da consejos. Pero por lo visto, la Italia de esos años estaba más necesitada de soluciones prácticas que de teorías, y por eso el animal acaba como acaba. Ups, spoiler.
¿Alguien puede resistirse a una película que comienza ASÍ?
Elink (versión original en italiano con subtítulos en inglés incrustados)
(De "Hollywood Babilonia", Kenneth Anger) "Busby Berkeley fue el indiscutido Genio Número Uno del musical de Hollywood. Es el único director de Hollywood cuyo nombre figura en un diccionario. Tenía la imaginación más audaz de la historia de Tinseltown. Antes de que apareciera en el mundo del cine, los musicales era comedias teatrales filmadas. Berkeley eliminó el arco del escenario. Colocaba su cámara en el techo (a veces más allá del techo) y luego la bajaba con una grúa hasta dejarla a cinco centímetros del ojo de una hermosa muchacha. Mucho más que rutinarios números de baile y canciones, sus creaciones acabaron con el tiempo y el espacio. Hizo fantasías musicales surrealistas, voyeurísticas, eróticas y oníricas que hacían brillar los ojos y excitar los ánimos de medio mundo. Durante la Depresión salvó a la Warner Brothers de la quiebra y convirtió en arte la geometría de las piernas femeninas".
Alicia en las ciudades Alice in den Städten Wim Wenders, 1974
Esta película me reconcilia definitivamente con Wenders. Con el que, por cierto, no recuerdo bien por qué estaba enfadado. Prejuicios, supongo. El que no tenga manías y fobias injustificadas que tire la primera piedra.
En mi caso, todo jugaba en contra de esta película. No solo el director, también el género: road movie, y encima con niño. Buf. Pero en pocos minutos ya me tenía encandilado por completo. Será por esa fotografía tan bonita, por la maravillosa sequedad de Rüdiger Vogler, su protagonista; o por lo encantadora que es Alicia, tan alejada de los arquetípicos retratos infantiles de tantas películas, pero sin por ello dejar de parecer una niña normal y no una sabihonda insoportable como la Pauline de Rohmer.
De Nueva York a Alemania haciendo escala en Amsterdam. Tiempos muertos en aeropuertos y restaurantes de carretera; música del grupo alemán Can y un fragmento de un concierto de Chuck Berry.
De nuevo, la fuente del elink es un VHS, con la consiguiente pérdida de calidad de imagen. Pero "Alicia en las ciudades" no está publicada en DVD en nuestro país. Y creo que merece muchísimo la pena verla. Incluso si Wenders os cae mal y no recordáis por qué.
Elink (versión original en alemán con subtítulos en inglés incrustados)
Absolutamente fabulosas Absolutely fabulous Jennifer Saunders y Dawn French, 1992-2005
Como prometí, sigo traduciendo al español los subtítulos de mi serie de humor favorita. Empecé por la segunda temporada, y ahora os dejo la primera. Que la disfrutéis.
A las nueve cada noche Our mother's house Jack Clayton, 1967
Maravillosa película que recordaba haber visto de pequeño en la tele, cuando en la tele ponían películas a horas decentes, y no solo de Jackie Chan. Sí, fue hace bastante.
Es una producción inglesa dirigida por Jack Clayton (del que quiero ver "Los inocentes", una de sus películas más famosas) y protagonizada por seis niños que se quedan huérfanos de madre repentinamente. Para no terminar en un orfelinato, deciden no contarle a nadie que su madre ha fallecido y aparentar que todo sigue como antes. El título (español) de la cinta se debe a que, tras la muerte de la madre, los hermanos se reunen todas las noches a esa hora para contactar con la madre por medio de sesiones de espiritismo.
Las cosas van de mal en peor hasta que aparece su padre, que les había abandonado de pequeños. El personaje está interpretado por Dirk Bogarde, guapísimo actor de presencia magnética y gusto por los papeles un tanto turbios, como éste. También aparece Yootha Joyce, la inolvidable Mildred de la serie de la BBC "Los Roper".
Por alguna razón desconocida, "A las nueve cada noche" no está editada en DVD en ningún país (creo). Hasta hace poco, la única copia que circulaba por internet procedía de una copia de VHS; para colmo de males, estaba doblada al castellano con no demasiada fortuna: los niños estában doblados por abuelitas y sus voces crispaban de lo lindo. Afortunadamente, ha aparecido una copia mucho más digna y en versión original.
En el umbral de la vida Nära livet Ingmar Bergman, 1958
Descubrí esta película gracias a John Waters, que la cita entre sus favoritas en el capítulo "Placeres ocultos" de su libro "Majareta" (Crackpot). En él, Waters glosa sus películas favoritas de "arte y ensayo" (obras de Fassbinder, Pasolini, Bresson o cosas tan ignotas e interesantes como la "Mademoiselle" de Tony Richardson con guión de Marguerite Duras y Jean Genet); además, propone evitar el tono engolado, impenetrable y un tanto repelente que muchos críticos suelen utilizar para escribir sobre este tipo de cine; algo que yo sigo a pies juntillas, porque creo que ese estilo crítico solo sirve para hacer que estas películas parezcan mucho más inaccesibles de lo que en realidad son; y de todas formas, tampoco sé escribir de otra manera.
En fin, "En el umbral de la vida" no está entra las películas más recordadas de Bergman; quizás porque se rodó justo después de "El séptimo sello" y "Fresas salvajes", y es bastante más sencilla y minimalista que éstas, pero no por ello menos magistral. Vamos, que está bastante lejos de ser "un Bergman menor".
Toda la acción se desarrolla en un hospital, en el que varias mujeres están a punto de dar a luz. En la película se tratan de forma muy natural temas un tanto arriesgados para la época (¡1958!), como los embarazos no deseados, los abortos, las madres solteras... Suecia siempre ha sido un país muy avanzado para estas cosas, pero te entran escalofríos al comparar "En el umbral de la vida" con las películas españolas de esa misma época, en las que no se podía ni enseñar un tobillo.
En el reparto, dos actrices habituales de Bergman: Bibi Andersson (jovencísima) y la siempre enigmática Ingrid Thulin; ambas estupendas, como no podía ser de otra forma.
La copia de emule deja un poco que desear: un ripeado de un viejo vhs, con subtítulos en inglés y algo de ruido de fondo. Pero la película en sí (con esa sobriedad tan teatral y esas actrices tan maravillosas) merece muchísimo la pena; y además creo que no está publicada en DVD. Así que a por ella, bergmanófilos de pro.
Elink (versión original en sueco con subtítulos en inglés)
La música más triste del mundo The saddest music in the world Guy Maddin, 2003
Curiosa película del realizador canadiense Guy Maddin. Creo que no ha llegado a estrenarse en España, a pesar de que podría funcionar bastante bien en determinados círculos.
“La música mas triste del mundo” nos sitúa en la ciudad de Winnipeg durante la depresión de los años treinta. A una compañía cervecera no se le ocurre cosa mejor que convocar un concurso musical internacional para encontrar, sí, la música más triste del planeta.
Lo más destacable de la película es su fotografía en un granuloso blanco y negro, y su ambientación exquisita para hacernos creer que estamos viendo una cinta de los años 30, pero rodada en el interior de un pisapapeles en el que nieva sin parar. Todo está logradísimo y otorga a la cinta un encanto muy especial.
Tampoco se descuidan otros aspectos fundamentales como el guión o la interpretación. Especialmente destacables son las actuaciones del cuarteto protagonista. Isabella Rossellini está estupenda; sin conocer muy bien su carrera (“Terciopelo azul” aparte), seguro que pocas ocasiones le han brindado para lucirse de esta manera. Maria de Medeiros está, como siempre, encantadora. Y los protagonistas masculinos (Marc McKinney y David Fox) no se quedan atrás y también están fenomenales, recreando personajes caricaturescos que parecen sacados de un folletín o de un serial de cine mudo.
El resultado final es muy agradable. Quizás más cerca de lo efectista que de un cine realmente innovador y original, pero se deja ver y es bastante bonita.
El musical de los musicales. Aunque en realidad el grueso de la película lo ocupan los preparativos del musical; solo en la última media hora llegamos a ver el (maravilloso) resultado.
La película en sí está bien sin más: una comedia clásica/romántica/simpática con todo el encanto y la ingenuidad del cine de los años 30, ansioso por hacer olvidar al público el desastre reciente de Wall Street. Pero esos treinta minutos finales rozan lo sublime: coreografía geométrica del genial Busby Berkeley, y un dibujo animado con forma de chica (Ruby Keeler) que canta y baila el tema central de la película... Arte.
El sueño de una noche de verano Sen noci svatojanske Jirí Trnka, 1959
Una preciosidad total cortesía de Jirí Trnka, el mago de la animación con marionetas que tan buenos recuerdos nos trae a los de mi generación: en los 80 era muy normal que Televisión Española rellenase huecos de las tardes con obras de éste y otros animadores checos, y muchos niños de la época nos quedábamos hipnotizados ante el encanto y el misterio de sus obras, maravillosas de principio a "koniec" (fin).
La obra de William Shakespeare (un enredo amoroso múltiple en un bosque nocturno, con hadas y elfos haciendo de las suyas) ya es una delicia de por sí; pero si va acompañada de este despliegue de colorido, se convierte en algo sencillamente magistral. Impresiona el trabajo que tiene que haber detrás de tantas marionetas y escenarios, en aquellos tiempos tan pre-ordenador y pre-prácticamente todo.
Como a un niño de hoy en día es probable que le diese un infarto cerebral si le obligan a ver esto, vamos a disfrutarlo los adultos.
Elink (versión original en checo y subtítulos incrustados en castellano)
Nosotros no envejeceremos juntos Nous ne vieillirons pas ensemble Maurice Pialat, 1972
Tanto por su título (¡tremendo!) como por algunas reseñas, tenía las expectativas muy altas con respecto a esta película de Maurice Pialat. Y solo puedo decir que me ha maravillado, es de las que no se olvidan. En otras palabras, el reverso exacto de "La ciencia del sueño". Aquí no hace falta aplicar el cedazo porque todo es impecable: actores, argumento, diálogos, fotografía...
Imposible transmitir su genialidad con una simple descripción del argumento, pero allá vamos: se trata de la relación entre un hombre casado (Jean Yanne,un tipo desaliñado, malencarado y vulgar pero muy atractivo; ya me había encantado en "El carnicero" de Chabrol) y una mujer (Marlène Jobert, guapísima; sale en "Masculin, femenin" de Godard y tiene una elegancia que me recuerda a la de Stéphane Audran, musa de -de nuevo- Chabrol).
Llevan seis años juntos, se quieren pero no se aguantan y están todo el rato separándose y reconciliándose. Hasta que el amor se acaba por una de las dos partes y toca hacer borrón y cuenta nueva.
No está en emule (sí está, pero sin subtítulos), pero Intermedio la acaba de publicar en DVD en España. Intermedio no me paga comisión pero tras ver su plan de lanzamientos para el 2007 (Godard, Tsai Ming-Liang, ¡Marguerite Duras!) es muy probable que en este blog se vuelva a hablar de esta compañía.
Yo la he visto hoy en la filmoteca de Madrid, que está haciendo un ciclo de Pialat (junto a otros de Kim Ki Duk, Robert Altman y Daniel Schmid). Vuelven a pasarla el viernes que viene, por si a alguien le interesa.
La ciencia del sueño La science des rêves Michel Gondry, 2006
A favor:
-La imaginación. No se puede negar que “La ciencia del sueño” rebosa ingenio. Está plagada de detallitos, de giros ingeniosos en el guión y de cachivaches y gadgets que consiguen arrancarte una sonrisa (algo que no logran los diálogos, ver más abajo). -La frontera sueño/realidad. Un tema muy interesante y que está muy bien planteado en la película, que juega constantemente a confundirnos y a no tener del todo claro si lo que estamos viendo es una fantasía del protagonista o una escena de su vida real. Hay una ensoñación especialmente bonita, en la que Charlotte Gainsbourg le da consejos a Gael García Bernal sobre cómo conquistarla en la vida real. -Las animaciones. Muy, muy bonitas. Juegan un papel secundario (algo que me parece bien: más sería excesivo) pero son de lo mejor de la película. Tienen un toque casero y retro; en una escena, llegan a hablar de “usar papel plateado para imitar el agua, como en las animaciones rusas”. Por ahí van los tiros. También hay algo de estética del videoarte y el videoclip (mundo del que procede Gondry) y que en condiciones normales a mí me echaría un poco para atrás, pero en este caso está muy, muy bien.
En contra:
-Los actores. No me gusta nada Gael García Bernal. Tampoco es que me parezca mal actor (¿qué es un mal actor?), simplemente me provoca la indiferencia más absoluta, hasta el punto de que -fijaos lo que os digo- llegué a echar en falta a Jim Carrey en algún momento. Charlotte Gainsbourg me hace más gracia, sobre todo por la genética heredada de sus padres: el mismo pelo y exactamente la misma forma de la cara que Jane Birkin, la misma fealdad que Serge Gainsbourg. Aunque creo que aquí está un poco discretita, probablemente por... -Los idiomas. No es muy buena idea que todo el reparto se pase gran parte de la película hablando un idioma que no es el suyo. A García Bernal le veo encorsetadísimo hablando en inglés. La Gainsbourg lo lleva mejor (por algo su madre es inglesa) pero seguro que en francés estaría más cómoda y lo haría mejor. Quizás esta película se disfrute más viéndola doblada (no sé si en España la han estrenado así). -Los diálogos. Que sí, la historia es muy bonita, muy imaginativa y tal. Pero de poco sirve si luego la rellenas de diálogos estúpidos y de un sentido del humor que a mí me resulta insoportable. Acabas con la sensación de ver algo interesante pero recubierto de basura que tienes que ir apartando todo el rato, qué fatiga. -El compañero de trabajo del protagonista. He llegado a un punto en el que no quiero aguantar a alguien así, ni en mi vida ni en el cine. A mí alguien así me arruina una película por muy monas que sean luego las animaciones.
Balance final: Creo que mejor que “Olvídate de mí”; recalco lo de “creo” porque me tomé al pie de la letra el título y no recuerdo casi nada de ella. Deja a la altura del betún a muchas películas contemporáneas (¿no sería fantástico que “La ciencia del sueño” fuese el estándar del cine comercial de hoy en día?), pero contiene demasiadas cosas que no me gustan como para recordarla como algo verdaderamente grande. Es probable que esta película entusiasme a los que van diciendo por ahí esa pesadez de que “el cine ha muerto y lo que mola es ver series de la Fox”. Puede incluso que sorprenda a los más escépticos con el cine actual, porque insisto en que Gondry es bastante talentoso y está muy por encima de la media actual. Pero también creo que le sobra un puntito de vulgaridad, al menos en “La ciencia del sueño”.
El nacimiento del amor La naissance de l'amour Philippe Garrel, 2003
Philippe Garrel no es un cineasta “para todo el mundo”. Sus películas son lentas, silenciosas, a ratos muy exasperantes, otras veces terriblemente bonitas. Garrel pertenece a la generación “post-nouvelle vague”, llevando los postulados de sus mentores un paso (o varios) más allá. Puede presumir de tener una de las carreras cinematográficas más insobornablemente consecuentes y alejadas del cine estándar. En los 70 alcanzó cierta fama underground gracias a sus películas protagonizadas por Nico, pareja del director durante buena parte de dicha década y musa de Sedmikrasky (aunque no precisamente por sus dotes como actriz, porque era más bien terrible).
Tras películas tan crípticas e impenetrables como “El lecho de la virgen” o “La cicatriz interior” (siempre bordeando la peligrosa frontera entre lo ridículo y lo sublime), Garrel fue evolucionando hacia un cine más convencional, pero tampoco es que se convirtiese en Luc Besson precisamente. Creo que “El nacimiento del amor” es la más asequible de todas las obras que he visto de Garrel. El ritmo pausado, los silencios y la (preciosa) fotografía en blanco y negro siguen ahí, pero van acompañados de un argumento comprensible. Los personajes parecen personas de carne y hueso, y no fantasmas que vagan por la pantalla sin rumbo fijo.
Apartado de curiosidades: el protagonista de “El nacimiento del amor” es un demacrado Lou Castel, que tres décadas atrás estaba imponente interpretando a un director de cine al borde de un ataque de nervios en “Atención a esa prostituta tan querida” de Fassbinder; repasando su bio/filmografía en la imdb (cosa que me encanta hacer después de ver una película), descubro cosas tan asombrosas como que Castel nació en Bogotá o que interviene en... ¡“Cambio de sexo” de Vicente Aranda!
Algo que me ha llamado la atención es cómo puede verse alterada nuestra percepción de una película en función del estado de ánimo en el que la veamos. Había intentado ver “El nacimiento del amor” hace muchos meses, y la dejé a la mitad bastante aburrido. Hoy por la tarde me pareció buen momento para retomarla, y me encantó. Esto me ha pasado con muchas películas, y ya me hace dudar de si realmente las impresiones (positivas o negativas) que guardo de ellas tienen más que ver con las películas en sí o con mi disposición, humor, etc, en el momento de verlas. Quién sabe.
Lo nuevo del director coreano responsable de "Hierro 3", "La isla" o "Primavera, verano...". Esta vez todo gira en torno a la cirugía estética y a la necesidad que tenemos de complacer a los demás llevada a un extremo ("Perdón por tener la misma cara de siempre", le dice la protagonista a su novio). No es una película tan redonda como las tres citadas, pero desde luego es mucho mejor que las últimas cosas del Kimki ("El arco" o "Samaritan girl").
Deliciosa comedia de George Cukor, basada en una obra de teatro de Clare Boothe Luce. Está íntegramente interpretada por mujeres: hasta los animales y mascotas que aparecen en la película son del género femenino.
Una mujer de clase alta vive una vida aparentemente perfecta, hasta que descubre que su marido la está engañando con una dependienta de cosméticos. La noticia le llega de boca de sus “amigas”, unas cotorras malísimas que disfrutan una barbaridad con las desgracias ajenas. Destrozada, la mujer decide irse a Reno, Nevada, a formalizar los papeles del divorcio, y allí conocerá a otras mujeres en su misma situación.
La protagonista es Norma Shearer, pero las que verdaderamente brillan son Rosalind Russell (interpretando a Sylvia, la amiga enredante y venenosa) y la inigualable Joan Crawford, en un papel secundario pero central en la trama y perfecto para ella: el de la amante descocada e insolente.
La Crawford había tenido varios fracasos en taquilla y aceptó el papel a pesar de no ser la protagonista. Tuvo sus más y sus menos con la Shearer: en la imdb cuentan que en la escena principal que comparten ambas, Cukor la expulsó del plató porque se dedicaba a “hacer mucho ruido con sus agujas de tejer” mientras se filmaban los primeros planos de la Shearer. Tremenda.
Curiosidad: en 1977 Fassbinder filmó una versión de la obra de teatro en la que se basa esta película. Por desgracia, es una película para televisión que probablemente nunca se edite en DVD. Lástima, porque me encantaría ver a sus actrices habituales (Margit Carstensen, Irm Hermann) encarnando a estos personajes.
Horreur: se está preparando un remake de Las mujeres; peor aún, en el reparto se baraja el nombre de... Meg Ryan.
Había colgado una secuencia de la película, pero Warner Bros se ha quejado a Youtube y la han borrado. En fin, espero que esto no se convierta en la tónica general de aquí en adelante. Y espero que a alguno de vosotros le haya dado tiempo a ver la secuencia.
Un estupendo artículo publicado en Radar (suplemento cultural del periódico argentino Página 12) en el que nuestro manchego más internacional (bla, bla, bla) nos habla de sus películas favoritas y de cómo éstas han influido en su filmografía.
Esta entrada no es para celebrar la nominación de Pe (que en mi opinión, está horripilante en “Volver”, un refrito muy pobre de momentos pasados de la carrera de Pedro). Lo que me ha llamado la atención es que en la lista hay muchas películas que me encantan y que no me imaginaba encontrar en el altar cinéfilo de Almodóvar: ¿Quién eres tú, Polly Maggoo?, El fotógrafo del pánico, Celine y Julie van en barco, Las mujeres de George Cukor... También habla de otras cintas no menos estupendas pero más previsibles: Pink Flamingos, Johnny Guitar, Noche de estreno, Eva al desnudo...
Y en fin, que aunque para mi gusto Almodóvar no ha hecho nada interesante desde “Átame”, gracias a joyas como Mujeres al borde de un ataque de nervios, La ley del deseo, ¿Qué hecho yo...? y Pepi, Luci, Bom... se tiene ganado el puesto vitalicio de director español favorito de este humilde escriba.
El sabor de la sandía Tian bian yi duo yun Tsai Ming-Liang, 2005
Tras un parón trufado de inconveniencias varias (un disco duro externo que se estropea, mucho trabajo, una compañía telefónica cuyos responsables DEBEN morir...) intentamos volver a la carga. Aunque esta película ya la había visto hace tiempo, un visionado reciente me ha recordado lo genial que es este director. He visto (creo) casi todos sus largos y absolutamente todos me encantan. Quizás éste no sea mi favorito; puede que el impacto inicial y el factor sorpresa de descubrir a Tsai Ming-Liang con “El río”, “El agujero” y “¿Qué hora es allí ahora?” se redujese a medida que fui viendo más películas suyas. Da igual: sigue siendo mi director contemporáneo favorito (con el permiso de Tarantino y de Harmony Korine).
Y es que no hay nada como esas escenas silenciosas (en sus películas apenas hay diálogos) pero que transmiten muchísimas más cosas que tantas cintas llenas de palabrería que no lleva a ningún lado. Tampoco se me ocurre ningún otro cineasta tan absolutamente moderno (moderno en el sentido de innovar, no de “seguir los patrones de la moda”) y a la vez tan alejado de la vacuidad y de las excentricidades gratuitas del “cine de autor” de hoy en día. Es un genio, y yo esta palabra la uso poquísimo.
También me encanta que sus historias (por muy retorcidas que resulten) sean totalmente comprensibles para un occidental, y que sirvan para demostrar que por muy alejada que nos resulte una cultura, en el fondo todos los seres humanos nos parecemos un montón y nos alegramos y sufrimos por las mismas cosas.
Para colmo, es un director muy prolífico. A ver qué tal su nueva película; el título en inglés es algo así como “No quiero dormir solo”. Claro que la peli que nos ocupa se llamaba originalmente “La nube caprichosa” y ya veis cómo nos ha llegado. Bueno, al menos ha llegado.
“El sabor de la sandía” no es mi película favorita de Tsai Ming-Liang, pero no deja de ser fantástica. En manos de cualquier otra persona, la (alucinante) escena final sería algo infumable o ridiculísimo, pero él lo borda. Y además, ¡qué cartel tan bonito! (el original, porque el de la versión occidental es mucho más normalito).
Dos de las películas de Tsai Ming-Liang (“El agujero” y ésta) cuentan con la particularidad de incluir números musicales bastante surrealistas que apenas guardan relación con la trama de la película. Éste es bastante impactante, aunque la canción sea un dolor.
Perdón a los que me sigáis desde hace tiempo por ser tan pesado con esta película dirigida por la checoslovaca Vera Chytilová en 1966. Pero es que Little Turtle me informa, con mucho tino, de que la Filmoteca de Madrid comienza en diciembre (o sea, ya) un ciclo titulado “Nuevos cines del este”, en el que, entre maravillas varias como “El baile de los bomberos”, “Los amores de una rubia” (ambas de un pre-Hollywood Milos Forman), “Iluminación íntima” (Ivan Passer) o Perlitas en el fondo (película colectiva en la que participa, entre otros, la propia Chytilová), se proyectará esta obra maestra de la ola nueva checa que tantísimo me gusta. Para ser más exactos, los dos pases son el día 2 (este sábado) y el martes 5.
En el festival de cine de Gijón se proyecta una pequeña selección de este ciclo, en la que por desgracia no se encuentra “Las margaritas” (cuyo título original, sí, da título a este blog). Para rematar la jugada, otro de los ciclos del festival incluye “Tarnation” de Jonathan Caouette, "película" (por decir algo) que este humilde escriba detesta muy mucho.
Tremenda astracanada de William Klein, conocido sobre todo por su obra fotográfica, pero también autor de películas tan imprescindibles como "¿Quién eres tú, Polly Maggoo?", que os recomiendo encarecidamente.
“Mr. Freedom” pretende ser un ataque salvaje a los Estados Unidos más conservadores, por medio de un personaje a medio camino entre un superhéroe de Marvel, un telepredicador y un político ultraderechista. Mr Freedom viaja por todo el mundo enfrentándose a los comunistas, encarnados también en superhéroes bastante grotescos como el soviético “Moujik Man”.
A pesar de ser netamente norteamericano, Mr Freedom se pasa gran parte de la película en París, en una misión para que la libertaria Europa no se desmande demasiado (las revueltas de mayo del 68 estaban muy recientes). Allí recibirá la ayuda de su asistente Marie-Madeleine: una irreconocible Delphine Seyrig, mostrando una faceta sexy imposible de adivinar en películas como “El año pasado en Marienbad”.
Lo mejor de la película es, sin duda, la fotografía, en la que los colores de las banderas estadounidense y francesa campan a sus anchas. Klein es todo un maestro en el manejo de colores; por algo Louis Malle le eligió como asesor artístico para “Zazie en el metro”, cinta que también destaca por su brillantez escénica (y por muchas cosas más, es maravillosa).
Valoración: A lo mejor es que no tenía yo el día, o que la cosa pintaba demasiado bien. Desde luego merece la pena ver “Mr. Freedom”, es entretenida, bonita, curiosa... Aunque yo la he encontrado un poco tontita, y la mayor parte del tiempo parece una parodia de una cinta de agentes secretos más que otra cosa.
Eso sí, seguramente es mil veces mejor que el 99% de lo que estén poniendo ahora mismo en el cine, así que este blog la recomienda. También os recomiendo la ya citada “¿Quién eres tú, Polly Maggoo?”: ésta sí que es absolutamente genial.
Un trocito de la película, con el comienzo del “mitin” de Mr. Freedom en París. ¡Atención al pianista!
El cuento clásico de Charles Perrault, llevado a la gran pantalla por Jacques Demy con la sobriedad y sencillez que le caracteriza. Es broma, claro. Sobredosis de colorinchis total, aunque esta vez la ocasión lo merece; para algo se trata de un cuento con princesas, castillos, brujas que escupen ranas y hadas madrinas que... viajan en helicóptero.
Tampoco pueden faltar las canciones de Michel Legrand, responsable también de la banda sonora de los dos éxitos anteriores de Demy, “Los paraguas de Cherburgo” y “Las señoritas de Rochefort”.
Yo no soy un gran fan de Demy, ni de los cuentos de hadas. Pero ¿puede resistirse alguien a ver a Catherine Deneuve haciendo de princesita desterrada? ¿O a Jean Marais (el inolvidable “Orfeo” de Cocteau) interpretando a un rey medieval? ¿O a Delphine Seyrig (protagonista de “El año pasado en Marienbad”, y dueña de una de las voces más hipnóticas de la historia del séptimo arte) dando vida a un hada madrina modernísima ella?
En fin, una película muy bonita para toda la familia. Cuando colgué esta secuencia solo había subtítulos en inglés, pero he actualizado la entrada para incluir una nueva versión dual francés/castellano con subtítulos en nuestro idioma.
La nueva película de Kitano está causando un poco de controversia: para algunos es una obra maestra, para otros un completo disparate. Yo me sitúo un poco en medio, pero tirando más hacia la primera opinión que hacia la segunda.
Al principio, parece el “Ocho y medio” de Kitano. Se interpreta a sí mismo inmerso en la vorágine de un rodaje, rodeado de actores, técnicos y admiradores. Uno de ellos es un dependiente de una tienda de 24 horas que... también está interpretado por Kitano. Este personaje quiere ser actor y se presenta varias veces al casting de la película que está rodando su “ídolo”, pero nunca le cogen. Y a partir de ahí, muchas escenas fellinianas de sueños del protagonista, mucha confusión y una escena final en una playa que mezcla violencia y belleza de una forma que solo Kitano consigue.
Desde luego “Takeshis’” no es la mejor forma de introducirse en el universo de este cineasta japonés; al contrario, parece una película dedicada a sus fans y a sí mismo (el título lo deja claro), aunque Kitano anda por ahí quejándose de que la película le ha quedado muy mal; yo creo que está siendo un poco duro consigo mismo. Yo sospecho que hay que verla más de una vez para sacarle todo el jugo, cosa que realmente apetece hacer porque estéticamente es muy bonita y te deja con ganas de resolver los interrogantes que plantea.
Esta vez no pongo e-link porque tampoco os quiero invitar a descargar una película que a buen seguro estrenarán en España en breve, y que tiene que ser una gozada para ver en pantalla grande. Pero, por supuesto, está en la mula, con calidad DVD y subtítulos en español.
De propina, una actuación de Kitano en sus años mozos para la tele japonesa.
Una película que vi de pequeño y me dejó noqueado; luego no volví a saber de ella, y tenía el vago recuerdo de que era rusa o polaca; pero no, es americana y está dirigida por Robert Mulligan (“Matar a un ruiseñor”). Creo que la confusión viene porque los personajes son de origen eslavo.
La acción se sitúa en un pueblecito de Estados Unidos, en los años 30 del siglo pasado. Allí vive Niles y su familia. Es verano, época de juegos al aire libre, y Niles se lo pasa bomba tramando bromas y travesuras varias. Quizás para evadirse del ambiente un tanto mórbido que reina en la familia: su padre ha muerto y la madre no sale de su cuarto, aquejada de una fuerte depresión.
También vive con ellos la abuela Ada, que suele jugar con Niles al “gran juego”: le somete a una especie de hipnosis gracias a la que Niles puede encarnarse en un cuervo y surcar los aires.
Y, last but not least, está Holland, el hermano gemelo de Niles. Son como dos gotas de agua, salvo por un pequeño detalle: Niles es un primor de niño y Holland es la maldad personificada. Pero las cosas nunca son lo que parecen...
“El otro” es una película de terror, un poco al estilo de “La profecía” (niño malvadísimo que por donde pasa no crece la hierba) que alcanza unos niveles de tensión muy tremendos; tanto que al volver a verla, más de veinte años después del primer visionado, me volvió a impresionar, sobre todo el final.
Desgraciadamente es posible que os suene el argumento porque en los noventa se hizo un remake (odioso concepto) protagonizado por el no menos odioso Macaulay Culkin; o cómo convertir un prodigio de película en un telefilme para ver en Antena 3 después de comer.
La versión del elink se ve bastante bien aunque la imagen va un poquito a saltos. Al principio es un poco molesto pero la película es tan buena que en seguida te olvidas de este pequeño problema. Otra cosa bastante molesta es el doblaje, sobre todo por la voz del niño: le han puesto una voz como de Pippi Calzaslargas que crispa un montón, pero en fin; la película también anda por Emule en versión original, pero sin subtítulos de ningún tipo.
Céline y Julie van en barco Céline et Julie vont en bateau Jacques Rivette, 1974
Preciosa película de Rivette, y uno de sus mayores éxitos. Por fin disponible en la mula, grabada de un pase del estupendo canal Cinematk, que también ha proyectado otros títulos de Rivette como París nos pertenece o La religiosa.
Es un poco complicado hablar de ella o explicar su argumento. Todo comienza cuando la bibliotecaria Julie está leyendo un libro de magia en un banco del parque. Entonces aparece Céline apresurada, dejando a su paso un rastro de fulares y pañuelos; Julie, intrigada, comienza a seguir a Céline como Alicia seguía al conejo blanco.
De hecho, toda la película tiene un aire de cuento infantil protagonizado por adultos, algo que me recordó un poco al Arrebato de Iván Zulueta o a mis queridas Margaritas (que por cierto, también está pasando Cinematk este mes). El subtítulo de la película (“Phantom Ladies over Paris”) ya da una idea del carácter onírico y mágico de la cinta: como un cuento de hadas, pero filmado con una falta de efectismos propia de Eric Rohmer.
Las dos protagonistas se pasan toda la película viviendo antiaventuras aparentemente intrigantes pero que no conducen a nada; se suplantan la una a la otra (Céline se presenta como Julie a una cita con un novio de la infancia de la segunda; por su parte, Julie sustituye a Céline en el número de magia que la segunda realiza en un cabaret) o son testigos (por medio de unos “caramelos” alucinógenos) de una misteriosa escena que se desarrolla en un antiguo caserón, escena en la que uno de los personajes aparece en ocasiones con el rostro de Julie, otras con el de Céline; finalmente, por medio de una “pócima de los recuerdos”, consiguen entrar en la escena ficticia y rescatar a una de sus protagonistas.
Las dos protagonistas son geniales, sobre todo la guapísima Juliet Berto, que aparece en varias películas de Godard(La chinoise, Weekend).
A pesar de sus tres horas de duración (típico de Rivette), “Céline y Julie van en barco” es una película muy entretenida y especial, a veces pedante, a veces ingenua, otras veces un completo disparate, un recuerdo de una época y de una forma de hacer cine que se han ido para siempre.
elink cd1, elink cd2 (versión original en francés con subtítulos en castellano).
Precioso corto de Polanski. O de cómo se puede crear una pequeña obra de arte a partir de una idea sencilla. ¡Aprended, discípulos de Cayetana!
La edición de Criterion de “El cuchillo en el agua” (fantástico debut largo de Polanski) incluye como extras varios de sus cortos primerizos; pequeños esbozos de la futura genialidad del director, como el inolvidable “Dos hombres y un armario”.
Una mujer casada Une femme mariée Jean-Luc Godard, 1964
Quizás sea la película menos conocida de la etapa clásica de Godard; empequeñecida ante maravillas como “Banda aparte” o “Pierrot el loco”; pero no deja de ser estupenda.
Es el Godard que todos conocemos (los que lo conocemos): el de los planos preciosistas (cortesía de Raoul Coutard) que tienen entidad propia por sí solos (muchos podrían ser una portada de un disco o un anuncio), el de la música que solo suena cuando tiene que sonar (cuando menos te lo esperas); el de los rótulos, los chistes malos, las citas literarias, las canciones ye-yés que se alternan con disquisiciones sobre los temas más eruditos; el de los rótulos pop y los titulares de periódicos; el de los momentos tediosos (en esta ocasión, casi ninguno) y los divertidos; el de las chicas lánguidas de voz susurrante. Esta vez no es Anna Karina sino Macha Méril, que también ha trabajado con Fassbinder (“La ruleta china”) o Agnès Varda (“Sin techo ni ley”).
Cuando veo películas así, me doy cuenta de lo poco cinéfilo que soy. De que el 98% de las películas que existen no me interesan absolutamente nada. Y de que, más que gustarme el cine, a mí lo que me gusta es Godard (que además, para el 98% de la población, es el anticine por excelencia). Pues eso, muerte al cine.
Actualización: incluyo subtítulos en español, que no estaban disponibles cuando escribí la entrada y colgué el youtube.
El trabajo, el calor, las terrazas madrileñas, el Orgullo, la vagancia, la nintendo DS... no me han dejado mucho tiempo para ver películas. Ahí van unas reseñitas breves de lo poco que ha caído (sin elinks, sin youtube y sin nada, que me tengo que ir enseguida).
El signo de Leo (1959). La primera película de Eric Rohmer. Fue un completo fracaso y el pobre Rohmer tardó casi una década en estrenar su siguiente largo, "La coleccionista". Cuenta la historia de un violinista a punto de recibir una herencia multimillonaria, pero que por avatares del destino (o de los astros, como sugiere el título) acaba literalmente en la calle, bajo el sol abrasador del París veraniego. Esta OK, pero -a diferencia de sus amigos nuevaoleros- Rohmer mejoró mucho con el tiempo, y mis favoritas suyas son más bien de los ochenta.
Desayuno en Plutón (Neil Jordan, 2005). ¡Sí, una película actual! No estoy seguro pero creo que aún no la han estrenado en España. Va sobre un travesti en el Londres de los 70, mezclando todo el rato el I.R.A y el glam-rock. Está bastante bien y el protagonista se sale.
El hombre de la cámara (Dziga Vertog, 1929). Una maravilla total. Pero soy incapaz de describirla. No tiene argumento, tampoco es un documental. Son imágenes, imágenes, imágenes (en movimiento)... de fábricas de tabaco, de carruajes, de mujeres, de hombres, de ricos, de pobres, alegres, tristes, en la ciudad, en la playa... a un ritmo trepidante y con muchos momentos impagables.